lunes, 13 de febrero de 2012

Nuevo intento

Resulta que ya no sé el tiempo que llevaba sin escribir. Demasiado en todo caso, y muchas cosas por el camino.


En primer lugar, cambié mis intactas Asics Nimbus por unas Saucony Triumph y el resultado no pudo ser mejor. Rodajes de media hora por asfalto sin ninguna molestia en la tibia. Pero me emocioné y decidí alargar hasta los 90'. No aguanté más de cuatro días. De nuevo la visita de la periostitis. Y ya van ... Es cierto que últimamente los efectos de la punción seca duran menos, así que decidí parar tres semanas.


Por otro lado, esta semana, y tras cinco meses, termino el dichoso curso. Cinco meses en los que los exámenes me han quitado tiempo y salud. Aunque a decir verdad, el que me ha quitado salud, sobre todo en la tibia, ha sido el tartán de la pista de atletismo. Qué horror.


Visto el panorama, y dado que el tiempo tampoco acompañaba, sólo quedaba la piscina y el rodillo en el garaje. Dicho y hecho. Contínuas sesiones de bici, más que de piscina (para qué nos vamos a engañar) y alguna hora que otra sentado estudiando (esto se lleva peor).


Mientras, el invierno llama a la puerta y empiezan a caer las primeras nevadas serias. Yo en el rodillo, cuando no estudiando, y viendo por la ventana cómo todos montes adquieren un manto blanco que los hace más grandes si cabe.


Una extraña sensación me invade. Siento que necesito ir a esas montañas, soltarme, dar rienda suelta a mis ganas de sufrir. Pero los exámenes están ahí, y lo que es peor, unos dolores en la tibia que no desaparecen ni con más de veinte días sin impactos.


La libertad que da el correr por la montaña me vence. Me calzo las zapatillas, me visto de crudo invierno y me lanzo a luchar contra esa temperatura que se ha quedado olvidada en los -5ºC.


Me dirijo a mi zona. Esa en la que he pasado tantas horas haciendo cientos de kilómetros. Durante varios minutos me acompañan las huellas bien marcadas de un zorro. La acumulación de desnivel y la inactividad corriendo se hace notar. Es cierto que la bici ayuda a mantener cierto nivel, pero no lo suficiente como para subir sin sufrimiento. Sufro, sí. Sufro mucho y me falta oxígeno. El aire entra por la nariz demasiado frío. Duele respirar y por momentos se me saltan las lágrimas. Pero aún así esto es lo mejor de las últimas semanas. Al fin y al cabo, dicen que los corredores somos unos seres raros hechos de una pasta especial.


Final del entreno. Sofocado pero feliz. Hoy me vuelvo a sentir corredor de montaña.


Veremos qué pasa de ahora en adelante. Mi idea es ir a Biarritz para que me hagan un nuevo estudio podológico y me fabriquen unas nuevas plantillas.


Mientras, empezaré de nevo a hacer las tiradas largas de fin de semana que por todos estos motivos había dejado de lado. Con molestias o sin ellas, a seguir disfrutando y sintiéndome más corredor.


Un abrazo a todos.